domingo, 22 de agosto de 2010

Cien despacio



Como otras madrugadas, ellos juegan

a buscarse por calles

sin luz, entre personas ya sin nombre.


Cuenta hasta cien

y gira la cabeza al instante, intentando

atrapar, de un vistazo, la sonrisa

de algún niño escondido.

Mas todos son tan diestros en el juego

que ni un flequillo asoma

tras el capó de un coche, ni se deja

traicionar una falda

por el viento.

Pintaron

falsas pisadas en las nubes. Pero

él, que tambien es hábil,

no se deja engañar por burdas pistas

y, en un despiste,

descubre su escondite tras la estrella.


Ella mella su orgullo,

con firmeza lo abraza

desata su reloj y le pregunta.


-¿Cincuenta

despacio o cien deprisa?-



Juan Hernández