Sigo deambulando por esta tierra descolorida, buscando senderos inexistentes en una huida eterna. Hoy un cuervo gris me trajo noticias tuyas: parece que sobrevives bien en mi ausencia, parece que tu corazón ha encontrado algo por lo que luchar y que tu determinación es inquebrantable. Me cuenta que siempre tienes éxito en tus misiones, que nunca estás solo, que todos te admiran, que por fin te has hecho un hueco con tus propias manos... Estoy orgulloso. Aunque una parte de mí insiste inevitablemente en creer de forma egoista que algo de todo eso es gracias a mí.
Sobrevivo (a esto no se le puede llamar vida) perseguido continuamente por ellos. Al principio pude escapar, pero finalmente me alcanzaron. Ahora se congregan a mi alrededor, oprimiendo lo que queda de mi corazón, devorando lo que queda de mi ser, rompiendo a placer los últimos resquicios de cordura. Son mis fantasmas, y son tantos que apenas me dejan respirar.
Pero bueno, no merece la pena escuchar las quejas de un viejo soldado como yo. Debo continuar mi camino. Reflexiono esto en silencio, en un mundo en que no existen el blanco ni el negro, confiando en que aun conserves aquella capacidad tuya de saber todo lo que pasa por mi mente sin importar las circunstancias.